Instituto Miguel Cané


Meraki
20.18

Desde los orígenes del universo hasta el instante que estamos viviendo; desde ese pequeño organismo unicelular, aquel átomo o el adn, pasando por las raíces, los cuerpos, nuestra piel y las neuronas, hasta el cielo, la tierra, el universo y más allá, donde nuestro conocimiento no alcanza… las acciones, sensaciones, amores y dolores nos constituyen como seres únicos recorriendo el espacio y el tiempo.
Construimos límites que nos contienen, máscaras que nos protegen y en otros casos nos condicionan apagando nuestro ser, relegando nuestra identidad al mero relato de lo que dicen que somos.
Somos más que un reflejo en el espejo, más que un retrato inalienable y translúcido de nuestro verdadero ser.
Construimos estructuras que nos sostienen con la necesidad de no caer, y en el límite vibra eso que nos hace sentir vivos, la naturaleza, la fuerza, la belleza y la pasión representados en trazos incandescentes.
Cuando las palabras nos quedan cortas, cuando lo exaltante se traduce en silencios y el amor irradia algo que el decirlo resulta irrelevante frente al sentirlo. El arte es como un recorrido entre las pupilas que interpretan la realidad con la sutileza y fortaleza de su propia mirada, esa certeza que lo convoca a gestar su obra desde lo más íntimo de sí.
Amar, sentir, palpar, adentrarse en los más recónditos espacios vacíos de nombres, pero que invitan a bucear entre las sensaciones más profundas del ser
Hay barreras que no son fáciles de atravesar. Por más máscaras que usemos hay algo que permanece latente en cada uno, algo intrínseco, algo inminente, algo que sin nombres dice más de nosotros que nosotros mismos. Una sensación de lo que refleja el alma, el sentir que irradia… y cuando menos lo esperas, se escabulle en cada una de las cosas que nos rodean
como redes rizomáticas entretejiendo entre las profundidades del ser, salen a la luz en pequeños brotes de nosotros mismos
Es zambullirnos en las aguas de nuestra esencia para dejar salir las sensaciones más puras que emanan y relatan que esa pincelada nos pertenece, que esa forma nos caracteriza, que cuando explota invade cada rincón, modifica con su luz todo aquello que circunda sin llegar a tocarlo.
Como una mitosis creativa, es dividirte para crecer, es poner todo de vos para ser más ni un resabio de pasión elocuente que impregna aquella cosa que creaste te deja de nombrar, es el mérito divino de hacer con el alma, el asombro de reconocer la cálida sensación de estar vivos en eso que logramos hacer, es esfuerzo y pasión por hacer con amor aquello que nos excede
Meraki es cruzar el umbral de la apariencia para crear con el cuerpo lo que el alma irradia.
Te invito a recorrer nuestra esencia desde los orígenes hasta la sensación más pura del ser.